DIARIO REFLEXIVO 1

En esta entrada hablaré un poco sobre aquellos aspectos que más me han llamado la atención en la primera semana de clase, del 6 al 10 de febrero. 

El primer día de clase el profesor además de introducirnos un poco la materia nos habló del selfie, de ahí nuestra primera actividad. Al mencionar esta palabra surgieron varios temas sobre los que hablar, como el selfie extremo o la gran edición que les hacemos a las fotos para su subida a redes sociales, lo que hace que no lleguemos a ser nosotros mismos del todo. 

Me gustaría empezar dando una definición del la palabra "selfie" aunque ya sepamos lo que es. Un selfie es un autorretrato realizado con una cámara o cualquier dispositivo digital que disponga de ello. De aquí se deriva el selfie extremo, que como bien indica su nombre consiste en realizar un selfie de forma peligrosa para sorprender a nuestros seguidores en las redes sociales, llegando a conseguir mas likes. 

Esta práctica peligrosa  ha generado la muerte de muchas personas solo por el simple hecho de querer ir a la "moda". Se ha llegado a registrar como un nuevo deporte de riesgo en el que muchas personas fallecen por accidente.

Este es un ejemplo sacado de internet:

También me gustaría hablar sobre la gran edición que le hacemos a las fotos antes de subirlas a internet, ya sea con aplicaciones de edición o con un simple filtro. 

La edición de fotos modifica notablemente nuestro aspecto y visión, por lo que, realmente, no nos mostramos como en realidad somos. Esto ha hecho que me pregunte por que tenemos tanto miedo a exponernos tal y como somos. 

Con el paso del tiempo los avances tecnológicos nos van permitiendo hacer grandes cambios utilizando un simple programa, pudiendo ajustar la luz, el tono, el color, incluso eliminar o añadir contenidos. La principal función de la fotografía es mostrar la realidad tal y como es, no vender algo que es completamente diferente. De este modo, no mostramos la realidad, mostramos aquello que nos interesa que el resto vea. Las fotos que vemos contantemente, ya sean de personas o de productos, son en gran parte artificiales, lo que quizás podría llegar a generar problemas de salud mental y emocional al no alcanzar esos ideales que ni si quiera son realistas.

Como conclusión general, tanto del selfie extremo como de la edición de fotos, creo que muchas veces no nos mostramos como realmente somos por miedo a que nos juzguen, ya hablemos de gustos o de apariencias.